miércoles, 26 de octubre de 2011

En otoño aguas mil

             Fuente de la imagen: http://www.periosia.blogspot.com

El otoño es gris porque fue creado para cubrir las calles con ese color. Con ese y con otros; con marrón, con verde oscuro, con amarillos anaranjados que colorean las alfombras de las aceras, los felpudos que la gente pisa a mientras se dirige a su destino, sin preocuparse de nada más que de sus propios asuntos. El otoño es más apático que el verano, pero más ameno y cercano que el invierno. Es una estación de paso, de transición, que nunca se sabe si será demasiado calurosa o demasiado fría, porque combina a la perfección ambas situaciones.

En esta época aparecen las primeras gripes, las primeras enfermedades, síntomas de la fragilidad que nuestros cuerpos presentan ante los cambios. El otoño es duro, física y psicológicamente. Al menos tiene un aspecto positivo: nos hace pensar.

Las emociones se revuelven; la oscuridad de los días, el hecho de que la noche extienda sus alas mucho antes y la bajada de las temperaturas hace que a las personas se les remuevan las conciencias, se les agiten las neuronas y sean un poco más conscientes de lo que les rodea. Se ha esfumado la despreocupación del verano y ha vuelto la rutina y la monotonía, demasiadas horas entre paredes y muy poco tiempo para disfrutar provocan que los cerebros y algunos corazones colapsen. Nos deprimimos, nos preguntamos por el sentido de la vida y, ciertos individuos, llegan al extremo de plantearse una transformación. Es tiempo de cambio y de muda.

El otoño se esfumará, como todo, y dará paso al invierno. Aprovechemos las horas, los minutos y hasta los segundos, aunque sean grisáceos, aunque les falte el color. El color, a veces, es cuestión de actitud. Y aprovechemos, también, los deseos de cambiar para darnos impulso y dejar de temer al futuro, que no da miedo, que el futuro de momento es el invierno, y al invierno, por muy frío que sea, siempre le sigue la primavera.


martes, 18 de octubre de 2011

Cosas del correr

Salir a correr es desconectar, es fundirte con la música del mp3 hasta olvidar lo que te rodea, es hundirte en tus pensamientos hasta lo más profundo. Cuando salgo a correr todo es nuevo y extraño, a la vez que conocido, ya que siempre frecuento el mismo lugar. Debido al  hecho de que, normalmente, corro de noche, la atmósfera se carga de ese misterio que da a las personas la penumbra, esa sensación de no saber bien si lo que se acerca estirado y oscilante es un chico, una chica o el péndulo de un reloj prófugo de su tarea usual.

Existen, en el ambiente nocturno del deportista, diferentes especímenes a diferenciar. Por una parte están las señoritas que se enfundan sus mallas, secuestran a su perro y se lanzan a la calle con el teléfono como auricular, porque siempre, siempre están hablando por el aparato. También puede encontrarse una con esos chicos en la flor de la vida, jóvenes, tiesos, que corren elegantemente cuan gacelas de la sabana africana. Por supuesto, tampoco las mallas escasean entre esta curiosa especie, esta vez para insinuar esas piernas finas y musculosas, y otros atributos en los que una no se fija porque es muy casta y educada (Que sí).

Hay personas que practican deporte en comunidad; esas chicas que quedan y salen juntas a “hacer ejercicio”. Algunas de verdad lo hacen, pero sólo aquéllas que no llevan bufanda ni converses. Están los señores que sólo pasean, los que pasean y, además, fuman, las señoras que visten esos chándales de “persona mayor”, normalmente de color azul y con pantalón acampanado, y que caminan a tal ritmo que podrían ser multadas por exceso de velocidad.

En fin, salir a correr es descubrir la complejidad de la naturaleza humana y sus diferentes formas, edades y colores. El deporte es saludable para el cuerpo y para la mente; hasta sirve para publicar una nueva entrada en tu blog, fíjate.

sábado, 15 de octubre de 2011

Como un niño con zapatos nuevos



Acabo de estrenar mi nuevo complemento y aún no he decidido si me ajusta bien o si, quizá, me queda demasiado holgado. Sólo espero que no me haga ninguna herida porque no está el mundo como para que los daños se los genere uno mismo. 


Hoy es 15 de octubre; un 15 de octubre diferente, masivo y reivindicativo. Ojalá este 15 de octubre sí provoque alguna rozadura.