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¿Te puedes apartar un poco, bonita?
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Perdona guapa, pero es que hoy tengo las plumas
que no hay quien se las ahueque.
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Ya, te entiendo, es que con esta lluvia…
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Encima llevo una hora intentado poner un huevo y
no hay manera. Y venga; empujo, me muevo, me sacudo, me agito… Pero nada.
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Yo ayer puse uno, pero hoy tampoco he sido
capaz. Cada vez somos más y cada vez nos dan menos comida.
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Es que dicen que tenemos que comer menos, que
estamos gordas; que como comimos tanto la semana pasada ésta nos toca ayunar.
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Pues así no hay quien ponga huevos decentes.
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El último que puso Manoli le salió cuadrado.
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Normal.
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La pobre está estresadísima y no me extraña. No
nos dejan escarbar tranquilas, ni pasearnos, ni cacarear en paz, continuamente
nos vienen a decir lo gordas que estamos. ¿No ven que ya no podemos producir
huevos? Ni vivir feliz le dejan a una.
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La verdad es que sí que comimos mucho la semana
pasada…
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Qué va hombre, pero si el pienso lo echan allí
en el otro gallinero y siempre son las mismas las que lo engullen todo. Esas sí
que están obesas, pero, sin embargo, nadie les dice nada. Se pasean de aquí
para allá con el buche bien alto. Las dueñas del chiringuito, oye. Y el resto
aquí, con cara de pavo el día de Navidad.
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Tienes toda la razón. Y ésto va a peor, porque
se oye por ahí que nos van a reducir la paja y a racionar el agua.
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¿Cómo dices? ¿Pero qué quieren que hagamos sin
paja?
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No lo sé cariño, la verdad es que no lo sé. Eso
sí, las señoras del gallinero norte están bien repletas de paja, les rebosa por
las ventanas. Tienen hasta piscina.
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Jesús, cómo viven algunas. Deberíamos rebelarnos.
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Uy, qué tonterías dices. Cálla anda, que ahí vienen.
Hazte la tonta.
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¡Cloooo,
clooo, cloc, cloc, cloc!
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