Te van a decir que lo haces mal. Que lo haces bien. Te van a
decir incluso que no sabes o no puedes hacerlo.
Asegurarán que es ilógico lo que piensas, que tus creencias
son infundadas o simplemente que no tienes razón.
No entenderán lo que te propones, ni cómo lo llevas a cabo,
ni por qué.
Te tildarán de raro, extraño. Incluso de inconsciente.
Criticarán tu postura; sea cual sea siempre habrá alguien
contrario a ella, la mayoría de las veces no merece la pena rebatir a no ser
que te apasionen los debates que terminan exactamente igual que empiezan.
Ven tu camino claro y apuntan sin titubear hacia la
dirección que deberías tomar. Esa, la más adecuada, la más correcta y lógica.
Cómo cansa a veces escuchar lo sencillo que se ve todo desde
esa otra perspectiva.
Suena a lo de
siempre, a inconformismo barato. De acuerdo. Pero el realismo sólo se aplica de
puertas para afuera. Es fácil señalar y acusar, pero en su casa nadie barre
continuamente con la dura escoba del escepticismo.
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