Veo pintura por toda mi cara. Está pegada, es como si una pasta endurecida se hubiera adherido a mi rostro. Intento separarla de mi piel; tiro y tiro, la despego un poco. Entonces trato de separar un pedazo que se encuentra en mi nariz, pero fuerzo demasiado y retiro un buen trozo de mi carne. Hay sangre. Tengo miedo, mucho miedo; terror. Me miro al espejo horrorizada.
De repente todo desaparece y me despierto bañada en sudor. Ha sido una pesadilla. Miro el móvil, aún adormilada. Alguien se ha ido. Ya no está.
¿Una señal? Quizá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario