jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Sin miedo?

El otro día, por casualidad, topé con este vídeo de Sergio Fernández; periodista especializado en desarrollo personal, o algo así alega el susodicho.


Yo, que me hallo últimamente en mi propia encrucijada personal y profesional, soy especialmente sensible a los discursos sobre el trabajo en este nuestro país. La primera sensación cuando ves el vídeo es de emoción, se te sube la nostalgia al estómago, la nostalgia de algo que ni siquiera has vivido, la añoranza por todo eso de lo que habla Sergio; por un mundo en el que lo que cuente sea el talento, donde la gente no gaste la mayor parte de sus días yendo a un trabajo que no le aporta ningún tipo de enriquecimiento personal, donde los jóvenes nos centremos en aquello que nos gusta y seamos capaces de salir adelante con ideas brillantes y rompedoras. El periodista nos inculca la valentía de pensar “yo valgo, yo puedo”. Te entran ganas de quedarte en casa varios días pensando cuál es la gran aportación que vas a hacer al mundo, qué es eso que sabes hacer tan bien que va a conseguir que te conviertas en un profesional de tus sueños y anhelos.

Después de un tiempo de divagación y reflexión, caes en la cuenta de que no sabes qué es eso en lo que destacas o, si al menos lo intuyes, puede que no tenga nada que ver con aquello a lo que has dedicado tu formación durante todos los años pasados. La burbuja de valentía y esperanza que te rodeaba comienza a resquebrajarse bajo tus pies. ¿Y cómo hacer de ello un negocio? ¿Qué tipo de negocio? ¿A quién le puede interesar? El escritor dice que no importa tanto el beneficio como el hecho de que te dediques en cuerpo y alma, con compromiso y afán de superación, a esa labor que más te llena. Pero, ¿cómo empezar algo en lo que no ves ninguna prospección? Empiezas a abandonar, a declinar en tu pensamiento positivo. ¿Y si fallas? ¿Y si es una gilipollez (hablando claro y mal)? A este tipo le funcionó, supongo que aparte de su trabajo personal, tuvo suerte, acertó, pero, ¿le funciona a cualquiera que lo intenta? No tengamos miedo al fracaso, dice Sergio, pero cómo no tener miedo en un país en el que las cifras de paro dejan atrás cualquier predicción anterior, en el que miles de personas acaban en la calle; sin casa, sin dinero, sin trabajo y sin esperanza.
De acuerdo, no todo es negro. Hay gente que también da en el clavo, como Sergio, que se arriesga, que sale adelante en aquello que desea. No es fácil.
Nadie quiere ser un autómata del trabajo, un esclavo del sistema. 

¿Y ahora qué? ¿Tú qué vas hacer? Yo aún no sé por dónde empezar, ni cuál es el camino a seguir.

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